El procesamiento y la fabricación de alimentos pueden requerir mucha agua y energía. El agua se usa ampliamente en el procesamiento de alimentos, tanto como ingrediente como en varios procesos industriales (p. ej., limpieza, desinfección, enfriamiento, cocción), mientras aproximadamente el 23% del gasto de energía en la industria alimentaria de EE. UU. se debe a las actividades de procesamiento y fabricación. En el sector de procesamiento de alimentos puede ser muy difícil reducir el consumo de energía y agua, ya que las demandas de producción y los requisitos de seguridad deben tener prioridad.
SANA es una empresa de alimentos especiales congelados, que prepara y vende productos de marca privada a algunos de los principales minoristas y proveedores de servicios alimentarios, así como suministra componentes procesados para otros productos ofrecidos por las principales empresas de marca de consumidor. En junio de 2020, sus instalaciones se incendiaron y quedaron totalmente destruidas. Con el fin de mantener el suministro de alimentos congelados a sus clientes principales, SANA subcontrató temporalmente la fabricación de sus productos a empresas externas. Considerando la demanda constante de su producto, incluso durante la interrupción de sus operaciones, SANA decidió construir una nueva planta procesadora de alimentos congelados en un nuevo sitio y con una mayor capacidad.
En la planta se producirán diversos alimentos especiales congelados como enchiladas, rollos de col, tamales, quesadillas y tacos. La nueva planta no solo permitirá el reingreso completo de SANA al mercado con una mayor capacidad de producción, sino que también apoyará un uso más eficiente de agua y energía.
El proyecto consiste en el diseño, construcción y equipamiento de una planta procesadora de alimentos congelados con una capacidad de producción de 25 millones de libras (11.35 millones de kg) por año. La planta utilizará equipo industrial eficiente en términos de energía y agua e incorporará en la construcción técnicas sostenibles y materiales térmicos eficientes.
El promotor busca obtener la certificación de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED, por sus siglas en inglés) para la planta, lo que validará el uso eficiente de la energía y otros recursos en cuanto al desarrollo del sitio, las características de edificación, el rendimiento del equipo operativo y las actividades de producción y empaquete de alimentos.
En comparación con los estándares internacionales para una instalación industrial con la misma capacidad de producción, se prevé que el proyecto resulte en una disminución del alrededor del 49% en el consumo anual de agua (equivalente 3,780 m3) y del 12.7% en el consumo anual de energía eléctrica (equivalente a 1,251 megawatts-hora/año). La reducción del uso de energía eléctrica contribuirá a evitar la emisión de aproximadamente 403 toneladas métricas/año de dióxido de carbono (CO2) y 1.4 toneladas métricas/año de óxidos de nitrógeno (NOx).